
En los últimos tiempos la sociedad está convulsa y enormemente preocupada por los casos de acoso escolar que se están haciendo públicos, pues algunos de ellos han tenido dramático final.
Si bien es cierto que no es nuevo que en los centros escolares existan situaciones de una mala convivencia, derivando algunas de éstas en bullyng o acoso escolar, no debemos por ello acostumbrarnos a que esto se convierta en algo normal. Más bien, tiene que servirnos a todos los que formamos la comunidad educativa -padres, alumnos, maestros, etc- para hacer una profunda reflexión sobre los modelos de conducta que estamos ofreciendo a nuestros menores en los dos ámbitos principales -casa, escuela- en los que se forja su integridad moral y los valores que sustentan sus vidas, siendo la familia el primer pilar de apoyo para un niño, pues es ésta quien verdaderamente debe educar, y la escuela tiene una función de acompañamiento, pero no es quien se encarga de sentar las bases, pues la afectividad se nutre y alimenta principalmente en el seno familiar.