En esta etapa es conveniente proponer ejercicios a partir de diferentes modalidades, incluyendo actividades de prelectura que ayuden al desarrollo de capacidades lingüísticas y cognitivas, incorporando al quehacer cotidiano recursos que más adelante serán útiles para compensar ciertas deficiencias, para ello se sugieren las siguientes actividades:
* Proponer juegos auditivos con variaciones de acentos, pausas o puntuación.
* Incluir experiencias sensoriales relevantes y lógicas. Utilizar juegos activos, material para manipular, libros y grabaciones curiosas. Ver, tocar, oír, motivar imaginar, sentir, trazar, expresar, representar, crear, imitar, decir, copiar, dibujar, recortar, pegar, silabear, grabar, escuchar y analizar.
* Ralentizar la lectura de imágenes, nombres propios (el suyo y el de sus compañeros) y pictogramas.
* Incluir series verbales automáticas, como números, vocales, abecedario en canciones, etc.
* Facilitar la transformación de los estímulos visuales en comprensión verbal, por ejemplo, a través del reconocimiento y explicación de absurdos visuales y conflictos cotidianos.
* Llevar a la práctica instrucciones ilustradas y/o verbales, movilizando su memoria secuencial.
* Fomentar el uso de ordenadores ilustrados.
* Proponer tareas que abarquen distintos aspectos específicos del lenguaje (significados, longitud de frases, intenciones,etc.)
* Seleccionar palabras a trabajar en futuros ejercicios de lenguaje, de sus propias expresiones espontáneas, apuntando a elevar los niveles de vocabulario, estructura y calidad articulatoria.
* Grabar un relato espontáneo del niño en diálogo con otros de su misma edad, para luego rescatar sus dificultades y poder así incluirlas en un informe.
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